viernes, 27 de mayo de 2016

Umberto Eco: un italiano genial, un ciudadano del conocimiento

Juan Carlos Pacífico
El Dr. Juan Carlos Pacífico Annan es Encargado del Registro Seccional de Pergamino N° 2. Lejos de su función cotidiana, refresca y oxigena las páginas de Panorama con sus escritos de ficción, análisis de actualidad o, como en este caso, semblanzas de ilustres figuras de nuestro tiempo. Vaya aquí entonces el escrito que Juan Carlos realizara del escritor y filósofo italiano Umberto Eco, poco después de su fallecimiento el 19 de febrero pasado.

Umberto Eco
"El que no lee, a los 70 años habrá vivido solo una vida. Quien lee habrá vivido 5.000 años. La lectura es una inmortalidad hacia atrás” (Umberto Eco)

Umberto Eco nos dejó hace poco tiempo, italiano genial nacido en 1932 en Alessandría, región Piamontesa de una Italia a la que amaba entrañablemente  y criticaba con dureza; sólo los que aman con profundidad pueden criticar con esa misma calidad y sonoridad.
Fue un lector voraz, un estudioso de la edad media, filósofo, escritor, semiólogo, profesor de las mejores Universidades sus clases eran verdaderos tratados donde nadie podía salir igual después de ellas .Vivía en una casa en Milán que era más que nada una biblioteca por la cantidad de volúmenes que atesoraba y su pasión también abarcó libros antiguos y raros a los cuales cuidaba con tesón desmedido.
El mundo lo extraña, pero nos dejó sus libros, sus ensayos, lo mejor de sí para que todos podamos apropiarnos de su saber y la frase que preludia este opúsculo pinta el perfil de ese lector que vive cada día por las letras que devoran sus ojos y que la mente se place en comprender y atesorar .
"La inmortalidad hacia atrás",  un oxímoron que Borges hubiera aplaudido de píe y esta cita no es casual, Eco fue un admirador de la obra borgiana y su novela más famosa y vendida: "El nombre de la rosa", que vendió nada más ni nada menos que cincuenta millones de copias, tiene un personaje principal: un bibliotecario ciego.
Borges era ciego y por años estuvo al frente de bibliotecas y no sólo en su persona se inspiró sino, también, en la biblioteca como lugar cerrado como el lugar al que todos quisieran llegar; el edén, el paraíso, así era la biblioteca de la mencionada obra y así fue la descrita en la Biblioteca de Babel que inmortalizó nuestro autor más famoso.
Cuando fue preguntado por su obra estas fueron sus palabras: “Eco reconoció una referencia fundamental de su libro: el bibliotecario ciego se llama Burgos, debido a la admiración del escritor italiano por el autor argentino Jorge Luis Borges, quien quedó ciego de adulto y era fanático de las bibliotecas y de los laberintos” .
En definitiva este autor, que no era creyente, al dejarnos “la inmortalidad hacia atrás” nos está invitando a transitarla mediante los libros que nos mostrarán una realidad distinta y rica que nuestros ojos solo ven a medias.
Su religión se construyó con obras literarias y ensayos varios y el rito diario de la lectura y escritura y sus clases; una buena forma de creer y de vivir por que fue generoso con su sapiencia: la desparramaba no la tenía para sí; la tenía para ser dada.
Eco no será olvidado, su obra será su legado más preciado y cada vez que alguien lo lea estará entre nosotros, el tiempo sólo hará que su obra cobre más nivel y profundidad, cada lectura será pasible de nuevas interpretaciones y enriquecerá hasta el hartazgo cada letra que su mente ha puesto en papel.

Dr. Juan Carlos Pacifico Annan

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