sábado, 4 de junio de 2016

El imbécil y sus espejos

Martín Soto

A poco de salir nuestra Edición Nº 36


La semana entrante ya tendremos en línea la trigésimo sexta edición de Panorama Registral, con todas las repercusiones de la "Chapa Mercosur", a dos meses de su puesta en vigencia.
Pero es ahora el turno del Sr. Martín Soto, Encargado Suplente en el Registro de Olivos Nº 8. y desde hace dos años colaborador permanente de nuestra revista. Con habituales reportajes a Encargados y con artículos de tinte filosófico como éste, que dimos en llamar "aguafuertes". En este caso, un elogio de Martín a la irracionalidad, para que juzguen nuestro lectores

El mundo estaría igual hasta hoy si no fuera por la razón. Como sentimiento y estado, la razón fue utilizada como arma inútil que causo daño y continua dañándonos.
Siendo nosotros animales, iguales a los que están en esta tierra, alguien la entrego como regalo, pero sin instrucciones… para que con ella, sin saberlo, tengamos ideas y destruyamos este mundo… y entonces ahí, apareció el hombre con sus creaciones nuevas y avanzadas para su comodidad y agradeciendo siempre por tener la “razón”, creyendo que al razonar podría cambiar a su azar este lugar, así como así, sin ningún conocimiento y sentado en su silla comenzar a hacer todo lo que quiera su antojo.
En algún momento de la historia apareció alguien “el imbécil” que apoyado por otros, por algunos mas imbéciles, comenzó a tomar decisiones sin saber que podría pasar y que en su cerebro piense que estaría bien. Pero también en algún momento de la historia apareció alguien que sería un espejo para el imbécil y le haría ver que está mal y le haría saber que las cosas tienen un porqué.
El imbécil fue y va haciendo las cosas sin saber lo que puede pasar y evita al espejo porque no quiere verse y entender que las opiniones y acciones distintas a él también sirven y que puede aprender de su espejo.
El espejo tiene muchas formas, esas formas que la historia le dio lugar a personajes que lograron razonar para poder entender de que se trata estar aquí.
El imbécil tiene como hermana “la duda”, alguien que es buena, que aparece justo antes de tomar una decisión y lo hace pensar un segundo para que comprenda, tal vez, si lo que le dieron lo quiere usar….la “razón”, pero no, la agarra de la mano y la deja jugando en la hamaca y así… el imbécil va y toma su decisión si saber lo que pueda suceder y sin tomar responsabilidad.
Sucede que el imbécil tiene algo que es la necedad y una tras otra va y derrumba lo construido por otros espejos u otro imbéciles, tan solo para dejar su seña.
El regalo entregado hace mucho tiempo ya está guardado, ya no se utiliza o muy pocas veces…será que hay pocas dudas que nos lleven a razonar? o solo que los espejos se van rompiendo y ni la mala suerte quiere venir.
En esta montaña de sucesos nuevos el imbécil provoca una avalancha y tapa todo lo logrado para empezar desde cero pero para el espejo la derrota no es una opción y no hay excusas.
El imbécil y los espejos van a pasar por este que llamamos mundo para hacer los que quieran y para siempre…pero…para siempre me parece mucho tiempo.
Real Academia Española: imbécil: escaso de razón.
Martín Soto

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