Dr. Juan Carlos Pacìfico |
Ilustración: Walter Pacenza
"Días atrás encontré en el bar de mi ciudad de la pampa húmeda a un buceador de letras de rock, sí, un músico de 60 años de edad que tuvo una banda en los años ´70, cuando ese género empezaba a ganarse su lugar atrayendo a multitudes.
Los Beatles, Credence, Génesis, Queen, los Rollings, Chicago, Police, entre otros, y ni qué hablar de las bandas argentinas que con Charly, Spinetta y tantos otros músicos talentosos se animaron a componer canciones hermosas que todavía tienen la fuerza de conmover y recordarnos tiempos idos y que, hoy, bailan nuestros adolescentes; el rock nacional es bandera de buen gusto.
Cada encuentro estaba signado por el recuerdo y sus innumerables anécdotas que llenas de toques humorísticos develan un pasado vívido y alegre, lejos de las representaciones nostálgicas que a veces, sólo a veces, nos abrazan y nos someten a una tristeza difícil de sobrellevar .
T.L.B. es un hombre que vive de su pasado, bucea en las letras del rock actual y da clases de música en el Conservatorio Local, su especialidad son los instrumentos de cuerda -especialmente la guitarra a la que ama profundamente- esa clase de amor que solo pueden disparar las cosas inanimados a los cuales nuestra pasión le insufla el alma.
Gran lector anuda las letras de la literatura y las partituras de los músicos en un fresco bordado de colores vivos, siempre vigentes, no es un hombre de creencias religiosas pero las respeta, conversa siempre con nuestro Párroco y ambos, a pesar de tener una visión distinta de la vida, se profesan mutuo respeto; el músico le pone color a las armoniosas palabras de las Escrituras. Así vivo los diálogos que ellos suelen tener en nuestra mesa cargada de cafés,sonrisas y conocimientos que se desparraman sin que uno los solicite.
T.L.B. de los grupos actuales tiene gran afinidad con Las Pastillas del Abuelo, grupo musical argentino que de no ser por él no hubiéramos conocido nunca, y admira a su letrista Juan ‘Piti’ Fernandez que, conforme sus dichos es un joven lector que ha escrito letras sólidas que la música embellece y les otorga un resplandor de vivencias y esperanzas.
Quedó fascinado con una -especialmente- Me juego el corazón, la cantó a capela con una voz clara y rítmica y de pronto en el medio de la canción apareció una poesía, famosísima, de Francisco Luis Bernárdez (argentino, 1900-1978) poeta de honda raíz católica que compuso odas de profunda influencia en la grey creyente.
“Si para recobrar lo recobrado, debí perder primero lo perdido, si para conseguir lo conseguido, tuve que soportar lo soportado,si para estar ahora enamorado, fue menester haber estado herido, tengo por bien sufrido lo sufrido, tengo por bien llorado lo llorado, porque después de todo he comprobado, que no se goza bien de lo gozado, sino después de haberlo padecido, porque después de todo he comprendido, que lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”. Sí para recobrar, Francisco Bernárdez.
Nos miramos con sorpresa, pensamos que era una broma, pero me explicó claramente que esa poesía le daba al tema un encanto especial, un hálito del pasado que se cuela en el presente y que nos prodiga recuerdos idos y que en el caso de esta especial poesía ese hálito tiene, casi, un acento religioso.
Habló del palimpsesto y, claro, tuvo que definir esa extraña palabra que algunos por primera vez escuchamos, pero, en definitiva, estableció que las obras literarias y las poesías (las letras de las canciones lo son en alguna u otra forma) son siempre las mismas y que es el mismo autor el que las está escribiendo. Conforme el Diccionario de la Real Academia Española:manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente.
Me dejó pensando que tal vez nuestra mente sea un palimpsesto, donde los recuerdos van pasando y borrándose con el tiempo, para escribir nuevos pero en algún momento, en alguna ocasión especial todo aquello que pensábamos borrado aparece nítidamente, nuestros antepasados así se comunican porque en nosotros algo de ellos hay; como los textos literarios también los seres humanos somos una cadena ininterrumpida del principio de los tiempos a hoy y hacia un futuro inimaginable .
¿Cuánto hay de nuestro pasado en nosotros?¿Cuánto de las costumbres atávicas?¿Cuántas acciones ya vienen con nosotros y aparecen espontáneamente como rescatadas, súbitamente, de ese olvido que no es eterno?
En fin, esa charla, esos amigos, esos cafés, esos personajes que habitan nuestro bar son una fuente inagotable de sorpresas y admiración, porque detrás de la alegría, del café compartido, siempre hay algo que nos deja pensando porque todos los que allí asistimos tenemos diferentes raíces y estudio y profesiones. Es la heterogeneidad lo que da riqueza a la sociedad y especialmente a Nuestro Bar.
Vaya este opúsculo en homenaje de los músicos y letristas que saben darnos lo mejor de sí para alegrarnos, hacernos pensar y disfrutar de ese arte antiquísimo y exquisito y a los Bares que nos cobijan con su calor y espontaneidad".
Los Beatles, Credence, Génesis, Queen, los Rollings, Chicago, Police, entre otros, y ni qué hablar de las bandas argentinas que con Charly, Spinetta y tantos otros músicos talentosos se animaron a componer canciones hermosas que todavía tienen la fuerza de conmover y recordarnos tiempos idos y que, hoy, bailan nuestros adolescentes; el rock nacional es bandera de buen gusto.
Cada encuentro estaba signado por el recuerdo y sus innumerables anécdotas que llenas de toques humorísticos develan un pasado vívido y alegre, lejos de las representaciones nostálgicas que a veces, sólo a veces, nos abrazan y nos someten a una tristeza difícil de sobrellevar .
T.L.B. es un hombre que vive de su pasado, bucea en las letras del rock actual y da clases de música en el Conservatorio Local, su especialidad son los instrumentos de cuerda -especialmente la guitarra a la que ama profundamente- esa clase de amor que solo pueden disparar las cosas inanimados a los cuales nuestra pasión le insufla el alma.
Gran lector anuda las letras de la literatura y las partituras de los músicos en un fresco bordado de colores vivos, siempre vigentes, no es un hombre de creencias religiosas pero las respeta, conversa siempre con nuestro Párroco y ambos, a pesar de tener una visión distinta de la vida, se profesan mutuo respeto; el músico le pone color a las armoniosas palabras de las Escrituras. Así vivo los diálogos que ellos suelen tener en nuestra mesa cargada de cafés,sonrisas y conocimientos que se desparraman sin que uno los solicite.
T.L.B. de los grupos actuales tiene gran afinidad con Las Pastillas del Abuelo, grupo musical argentino que de no ser por él no hubiéramos conocido nunca, y admira a su letrista Juan ‘Piti’ Fernandez que, conforme sus dichos es un joven lector que ha escrito letras sólidas que la música embellece y les otorga un resplandor de vivencias y esperanzas.
Quedó fascinado con una -especialmente- Me juego el corazón, la cantó a capela con una voz clara y rítmica y de pronto en el medio de la canción apareció una poesía, famosísima, de Francisco Luis Bernárdez (argentino, 1900-1978) poeta de honda raíz católica que compuso odas de profunda influencia en la grey creyente.
“Si para recobrar lo recobrado, debí perder primero lo perdido, si para conseguir lo conseguido, tuve que soportar lo soportado,si para estar ahora enamorado, fue menester haber estado herido, tengo por bien sufrido lo sufrido, tengo por bien llorado lo llorado, porque después de todo he comprobado, que no se goza bien de lo gozado, sino después de haberlo padecido, porque después de todo he comprendido, que lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”. Sí para recobrar, Francisco Bernárdez.
Nos miramos con sorpresa, pensamos que era una broma, pero me explicó claramente que esa poesía le daba al tema un encanto especial, un hálito del pasado que se cuela en el presente y que nos prodiga recuerdos idos y que en el caso de esta especial poesía ese hálito tiene, casi, un acento religioso.
Habló del palimpsesto y, claro, tuvo que definir esa extraña palabra que algunos por primera vez escuchamos, pero, en definitiva, estableció que las obras literarias y las poesías (las letras de las canciones lo son en alguna u otra forma) son siempre las mismas y que es el mismo autor el que las está escribiendo. Conforme el Diccionario de la Real Academia Española:manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente.
Panorama Registral Nº 36 |
Me dejó pensando que tal vez nuestra mente sea un palimpsesto, donde los recuerdos van pasando y borrándose con el tiempo, para escribir nuevos pero en algún momento, en alguna ocasión especial todo aquello que pensábamos borrado aparece nítidamente, nuestros antepasados así se comunican porque en nosotros algo de ellos hay; como los textos literarios también los seres humanos somos una cadena ininterrumpida del principio de los tiempos a hoy y hacia un futuro inimaginable .
¿Cuánto hay de nuestro pasado en nosotros?¿Cuánto de las costumbres atávicas?¿Cuántas acciones ya vienen con nosotros y aparecen espontáneamente como rescatadas, súbitamente, de ese olvido que no es eterno?
En fin, esa charla, esos amigos, esos cafés, esos personajes que habitan nuestro bar son una fuente inagotable de sorpresas y admiración, porque detrás de la alegría, del café compartido, siempre hay algo que nos deja pensando porque todos los que allí asistimos tenemos diferentes raíces y estudio y profesiones. Es la heterogeneidad lo que da riqueza a la sociedad y especialmente a Nuestro Bar.
Vaya este opúsculo en homenaje de los músicos y letristas que saben darnos lo mejor de sí para alegrarnos, hacernos pensar y disfrutar de ese arte antiquísimo y exquisito y a los Bares que nos cobijan con su calor y espontaneidad".
Dr. Juan Carlos Pacìfico
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