El Encargado Titular del Registro Automotor de Pergamino Nº 2, Dr. Juan Carlos Pacífico colabora desde hace varios años escribiendo textos de ficción para "Panorama Registral". Juan Carlos es desde integrante de la Comisión Directiva —y actualmente Vicepresidente— de la “Biblioteca Pública Municipal Joaquín Menéndez” de su ciudad. Bajo este Link podés encontrar también la novela en entregas que Juan Carlos nos ofreciera el año pasado, titulada "El Franchute" pero primero vamos primero con su nuevo relato "Borges a la basura"
Dr. Juan Carlos Pacífico, Encargado Titular de Pergamino Nº 2 |
"En todo caso, ya sea cualquiera de las razones apuntadas u otra que no puedo imaginar, lo cierto es que entre esos enseres había una buena cantidad de libros en buen estado de conservación, ediciones relativamente modernas y títulos recomendables y varios de Jorge Luis Borges en la edición que el diario ´La Nación´ lanzó años atrás" .
Me detengo a mirar, asombrado, y un noble cartonero me dice que venía a hacer su trabajo y que le llamaba la atención la cantidad de cosas, en general y tal como dije, en muy buen estado, le comento que me interesaba comprarle los libros por que me gustaría que los mismos tengan vida útil en Nuestra Biblioteca Municipal contestándome que él se los iba a llevar por que aprendió a leer con ellos, con revistas y apuntes que iba recolectando día a día y que estos no iban a ser la excepción
A partir de allí me relató que su enseñanza alfabética la recibió de su mujer por que él no pudo ir al colegio y que tenía en su casa una biblioteca que iba a regalar a sus hijos cuando fueran grandes, con libros, revistas, apuntes y como le gustaba mucho el deporte Olé no estaba ausente; con ellos su esposa le fue enseñando y si bien todavía le costaba día a día notaba que mejoraba y que era muy feliz leyendo las noticias de deportes y por sobre todas las cosas los triunfos de su equipo favorito: Racing Club .
Le hablé de Borges y de la importancia que tenía para nosotros los argentinos por que sus libros eran verdaderas obras de arte, me contestó que conocía a Borges que había intentado leerlo pero no lo había entendido pero que sin embargo entendía que debía quedarse con sus libros porque alguna vez y antes de regalarlos a su hijos lo iba a comprender .
Le preguntó como le enseñaba su esposa y me contestó que todas las noches sacaban un libro de primer grado de 1960 de la Editorial Kapeluz donde estaban las letras y palabras simples y que así noche a noche y con el Ole a su lado pudo ir aprendiendo, que los fines de semana descansaba y que la enseñanza no duraba más de una hora por que después se aburría y que los deberes están en el Olé, buscando palabras sencillas y marcando las que no entendía, que sus hijos se reían mucho de sus errores pero que también lo ayudaban mucho .
Nos saludamos amablemente y cada uno siguió su camino, él revisando las bolsas y separando las cosas o enseres que iba a llevarse y yo a tomar un café con mis amigos con una sonrisa en mi alma por que supe que esos libros iban a tener buen destino, tal vez no el imaginado por sus autores pero si estos lo hubieran sabido nada habrían objetado por que en cada escritor hay un maestro en potencia.
Borges, seguramente, cuando se vio en esa bolsa de residuos rodeado de cacerolas, cuchillos, cucharas y demás habrá sentido que su esfuerzo y genialidad se estaban debilitando porque jamás pensó que alguien se atreviera a tirar una obra suya; sin embargo el noble cartonero lo rescató del olvido y la vejez ingrata para llevarlo a su humilde casa y acunarlo amablemente para intentar entenderlo.
La literatura tiene eso tan especial y particular, algunos la desdeñan y la arrojan a la basura sin pensar que un libro puede ser útil para un lector o para que una Biblioteca Pública lo arrope y ofrezca a sus socios y otros la viven de tal manera que hacen de ella su norte, su objetivo, su pasión o su base de enseñanza .
Los libros , muchas veces, no se dejan leer en una primera lectura, tal vez sea el lector el que necesita un rodaje mayor para escalarlo o tal vez nuestra maduración interna no esté en consonancia con la del autor, por eso siempre piden una segunda oportunidad y no un tacho de basura.
De cualquier forma el noble cartonero me dejó pensando y sonriendo esperanzado y nosotros los que queremos a Nuestra Biblioteca nos cabe preguntarnos ¿porqué no hemos roto la dureza del alma de un vecino que no dudó en tirar libros en vez de regalarlos a lectores o a la Institución?
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